Entrevista Juan Manuel Fernández Legido

Juan Manuel Fernández Legido, debutó con su novela El día que vuelva no me marcharé jamás. En esta entrevista podemos saber más sobre él y su primera novela.

Johanna Sebastien

  1. ¿Quién es Juan Manuel? Háblanos de ti y de dónde nace tu amor por las letras.

Como dijo Antonio Machado en su poema “Retrato”: “más que un hombre al uso / que sabe su doctrina, / soy, en el buen sentido de la / palabra, bueno”. O, al menos, eso intento.

Nací en Palma de Mallorca en mayo de 1983. Justo el mismo mes en que Romantic Ediciones ha decidido dedicarme esta entrevista. Siempre me ha gustado leer y escribir. Gracias a mi hermano mayor David, un ferviente lector, estuve rodeado de libros de toda índole desde que tengo uso de razón y eso me llevó a soñar con ser un día el creador de alguna de esas obras.

Desde pequeño ya creaba relatos de misterio y fantasía e, incluso, conseguí que se publicaran algunos en la revista del instituto y en páginas Web especializadas y que otros fueran leídos en la radio. Pero no fue hasta hace unos años que decidí redactar una novela como tal.

La Historia, el misterio y los temas relacionados con el Alma, la búsqueda interior y el crecimiento personal siempre me han interesado. Es más, me licencié en Historia tras pasar por la Universitat de les Illes Balears y la Universitat de Barcelona, ciudad en la que residí durante tres años.

Por circunstancias de la vida, me dedicó laboralmente al mundo de la administración y la contabilidad pero eso no ha hecho que arrincone mis pasiones.

2. A la hora de escribir, ¿en qué te inspiras? ¿Tienes como un ritual, unas horas dedicadas sólo a plasmar tus ideas?

Tal y como he comentado en la anterior pregunta, la Historia, el misterio y el Alma son mis tres grandes pasiones. Estos temas son mi fuente de inspiración y os puedo asegurar que es inagotable e inabarcable en todas sus dimensiones. Si, además, encuentro una narración que aúne las tres ya estoy enganchado y no me la puedo sacar de la cabeza.

No tengo un horario fijo a la hora de escribir. Me adapto según las circunstancias. Compaginar de forma equilibrada el trabajo, la familia, mis aficiones y la vida en general no es fácil. Siempre llevo una libreta encima para apuntar ideas, frases, conceptos… que se me ocurren. Por otra parte, suelo dedicar una tarde entresemana y algunas horas del sábado a la introspección, la plasmación de todo lo que tengo en la cabeza e investigar asuntos que me interesan y que quizá en un futuro formen parte de una nueva novela.

Mi ritual es muy sencillo. Primero de todo, hago entre diez y quince minutos de meditación para relajarme y despejar la mente. Acto seguido, me pongo delante de una hoja e intento escribir de forma automática por si hay algo de mi interior que quiera o necesite salir. Y, finalmente, ya soy yo conscientemente el que dirige a qué dedicaré las horas.

3. El día que vuelva no me marcharé jamás es tu primera novela. ¿Cómo empezó todo? ¿Ha sido dificultoso el camino hasta verla publicada?

Tendría que remontarme muchos años atrás para hablar de la colocación de la primera piedra que acabó construyendo mi novela. Escribir relatos y cuentos supone jugar con un universo y unos personajes reducidos y fáciles de dominar. Crear una novela va mucho más allá y esto ha sido un abismo que me ha generado vértigo toda la vida. Pero uno de mis sueños era escribir una obra larga y yo no estaba dispuesto a renunciar a él.

Empecé investigando los temas que a mí me gustan: la época del Imperio romano, la Guerra Civil española, las crónicas de misterio, la reencarnación, la consciencia en todas sus vertientes… y, poco a poco, el hilo narrativo fue creándose sólo. Yo, únicamente, movía la rueda y la historia iba fluyendo. Así que hubiera sido un crimen no esforzarme en redactar la novela.

Publicar siempre es complicado y tener tu manuscrito listo para que otros lo lean mucho más. Pero ahora sólo me apetece disfrutar del momento y dar las gracias a Romantic Ediciones por permitirme cumplir uno de los sueños de mi vida.

4. Háblanos de tu novela. ¿De dónde sale la idea y qué querías transmitir con ella?

Quería crear una obra que reuniera todas las temáticas que me apasionan y que no suelen encontrarse juntas en un mismo texto. Un libro, ante todo, que yo como lector quisiera leer y que pudiera aportar algo nuevo y original.

He hecho un esfuerzo por mezclar Historia, misterio, trascendencia, reencarnación, espiritualidad, trastornos psicológicos como la ansiedad, viajes astrales, terapia regresiva, experiencias cercanas a la muerte, sueños, drogas… Son muchos asuntos para tratar en una sola obra pero quería abordar las múltiples experiencias del Alma y formar un puzzle en diferentes épocas de la historia que se fueran uniendo hasta formar un dibujo.

No me interesa sólo entretener al lector, si no que busco su reflexión. Quiero que haga un viaje a través del tiempo y el espacio explorando el Alma y el complicado mundo de los sentimientos y las emociones. El día que vuelva no me marcharé jamás es una historia de amor, traición, amistad y redención. Un relato reflexivo que intenta huir de los manuales de autoayuda e intenta dotar a estos temas de narraciones intensas, relatos profundos y personajes complejos.

5. ¿Hay futuros proyectos a la vista?

Siempre tengo en la mente historias, personajes que llaman a mi puerta, escenas que en mi cabeza parecen potentes… Pero de momento sólo son eso: futuros proyectos. Me interesa indagar en el tema de la música, muy presente ya en mi primera novela, en la consciencia como un concepto separado de lo físico, y sobre todo en la dificultad del ser humano a la hora de equilibrar lo que dice, lo que siente y lo que hace. De este último asunto se derivan tantos conflictos, miedos, creencias limitantes, pensamientos, emociones… que necesito abordarlo con mayor profundidad en mis próximos escritos.

De todos modos, siento que ahora es momento de disfrutar de mi primera novela y de dedicar un tiempo al autoconocimiento y a descubrir mis sombras para intentar iluminarlas, pues al ser absorbido por la creación en ocasiones nos dejamos a nosotros mismos un poco olvidados.